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Las perlas de éter fueron inventadas por el médico francés Clertan de Dijón en el siglo XlX.

Existen diversas publicaciones en periódicos de la época que dan detalle de sus características, usos y venta.

País: España

Fecha: 23 de julio de 1869

Periódico: AQUÍ ESTOY

Sección: Anuncios

Las perlas de éter, pequeñas cápsulas redondas del tamaño de un guisante, son de una eficacia verdaderamente maravillosa para calmar instantáneamente los accesos de asma. Basta, para conseguirlo, tomar dos o tres en una cucharada de agua cuando empieza el acceso.

Es de notar que el jarabe de éter o el éter vertido sobre un terrón de azúcar no obran como las perlas y la explicación es muy sencilla. Cuando las perlas se disuelven en el estómago, el éter se reduce súbitamente a vapor, inunda de un solo golpe las paredes de aquella víscera y su efecto es mucho más enérgico.
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De París para el mundo.

El doctor Trosseau, profesor de la Escuela de medicina de París, se expresa de este modo en su Tratado de terapéutica:

“Bajo el nombre de perlas de éter, el doctor Clertan de Dijón, ha tenido la feliz idea de encerrar este líquido volátil en una envoltura gelatinosa. De esta manera, el éter se traga tan fácilmente como una píldora; de pronto se siente el estómago como inundado de una sensación fresca agradable que anuncia la ruptura de la cápsula.

Es indudable que de todos los medicamentos recomendados contra el asma no hay ninguno más eficiente ni más fácil de tomar que las perlas de éter.

Además, este remedio, en virtud de sus propiedades calmantes, es de gran eficacia para las jaquecas, los dolores de estómago y las digestiones penosas”.

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La ingeniosa idea de las perlas ha valido al doctor Clertan la aprobación de la Academia imperial de medicina de París.

Las perlas de éter comenzaron a comercializarse en México por medio de boticas hace más de 50 años.

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